Cala Vento es una rara avis dentro de nuestro panorama musical. No solo por su formación de dúo de guitarra, batería y voz −que algunas veces puede sonar como una rabiosa banda de cinco miembros y otras, como un intimista cantautor a pie de calle−, sino también por su sinceridad, por su sencillez y especialmente por su conexión a un mundo que parece estar a punto de desaparecer.
Joan y Aleix son dos amigos de L’Empordà que se juntaron en 2015 con la intención de emular la fórmula de Japandroids. Sin embargo, aparecieron unas canciones más próximas a Los Planetas más espídicos y al universo de Nueva Vulcano: letras muy directas, poco pretenciosas, genuinas y con esa delgada línea entre lo individual y lo colectivo.
Sus directos ponen de manifiesto la conexión entre ellos, difícil de describir, que acaba estallando en una auténtica catarsis. Una energía que se contagia sin excepción a un público que canta sus canciones como si les fuera la vida en ello.
Cala Vento es furgoneta, conciertos, sudor. Una experiencia real, la vieja idea de ser un grupo con trayectoria y con un público que crece a su lado.